Si continúas en el círculo vicioso de hacerte las mismas preguntas equivocadas una y otra vez, nunca tendrás las respuestas que buscas. Piensa por un momento y te darás cuenta de las preguntas sin sentido, algunas incluso negativas, que no puedes parar de hacerte. La mayoría de estas preguntas constituyen parte del peso que te mantiene en un estado inerte e incapaz de seguir adelante.
1. “¿Qué me falta para ser feliz?”
A veces, la mayor fuente de infelicidad proviene del hecho de que sigas pensando dónde más podrías estar, o en quien te gustaría convertirte en lugar de disfrutar del lugar que donde estás, de apreciar quien eres y con quien estás. Piensa en lo lejos que has llegado, para un poco y reflexiona sobre el lugar donde te encontrabas años atrás y todo lo que has tenido que pasar para llegar a este punto.
En otras palabras, mucho de lo llamas “infelicidad” es realmente insatisfacción como resultado de una visión distorsionada e incapaz de ver los aspectos más bellos y positivos de tu vida. Entonces, que tal si modificas un poco la cuestión y te preguntas: “¿Lo que tengo y soy ahora, me hará falta cuando me vuelva más viejo?”
2. “¿Por qué no le gusto a las personas?”
La peor miseria y soledad es sentir esa angustiante falta de confianza en sí mismo, como si todo el mundo fuera mejor, y mucho más capaz que tú de alguna manera. Cuando te sientes inseguro, en realidad te vuelves incapaz de reconocer a los cientos de personas a tu alrededor que te aceptan tal y como eres. Lo único que percibes son aquellos pocos que no lo hacen.
No dejes que tus inseguridades te manden a un rincón. Jamás vuelvas a convertirte en una víctima de ti mismo. Olvídate de los prejuicios que la gente hace de ti y concéntrate en amarte a ti mismo. Acepta, define y cree en la persona que eres. Para la primera vez puedes y DEBES hacer esto con sinceridad.
3. “¿Qué pensará la gente de mí?”
En este caso, se hace necesaria una verdadera bofetada en la cara para despertar y que te des cuenta de la realidad: cuando te preocupas por lo que otros piensan de ti, realmente estás preocupado por lo que piensas de ti mismo.
A veces, y de forma casi indirecta, piensas que cada pequeño error que ves en ti mismo también está presente en la mente de todos a tu alrededor, como si estas personas estuvieran buscando tus fortalezas y debilidades, como si no tuvieran problemas propios por los que preocuparse. Pero la verdad es que el 99.9% de las veces, ni siquiera se dan cuenta, sea cierto o falso, debes dejar de lado a este egocentrismo que te domina.
Y, sin importar si los demás te están juzgando o no, nunca podrás controlar lo que ellos piensan. Lo único que puedes controlar es a ti mismo. Algunas personas quizá odien y desprecien las decisiones que tomas, pero eso es parte de la vida. Lo que debes tener en cuenta es que la única cosa que realmente importa es ser capaz de vivir de una manera que te haga feliz, sin importar lo que los demás piensen de la vida que llevas.
4. “¿Y si no soy lo suficientemente bueno?”
El temor a ser derrotado es lo que asegura una derrota. El miedo a no ser bueno o suficiente es lo garantizará que nunca lo seas. En pocas palabras es tal como decía Winston Churchill: “El éxito es la habilidad de ir de fracaso a fracaso sin perder el entusiasmo”.
Si nunca has tomado un teclado, o un lápiz o un pincel, o cualquier instrumento que se utiliza para crear su obra, ¿por qué temer que alguien puede hacerlo mejor que tú? ¿Has oído hablar de la profecía autocumplida? Bueno, su predicción se hará realidad de forma automática. Recuerde, la derrota no es el peor de los fracasos.
No estás obligado a no fallar. Cuando mucho estás obligado a seguir tratando – para hacer lo mejor que puedas hacer todos los días. Eso es todo. Y siempre eres lo suficientemente bueno para hacer esto.
5. “¿Por qué yo?”
Esta no podía faltar, ¿verdad? Si crees que solamente unos cuantos privilegiados tienen la capacidad de vivir una gran vida, te estás saboteando a ti mismo. Eres tremendamente privilegiado de estar vivo y de tener esta oportunidad.
Si cada mañana te despiertas y dices: “Sí, hoy será un gran día.” Y si todas las tardes encuentras una razón para decir: “Sí, hoy es un gran día.” Y si todas las noches tienes un motivo para decir: “Sí, hoy fue un gran día“. Entonces, un día, en el futuro que empieza hoy, volverás la vista hacia atrás, sonreirás con tus memorias y dirás: “Sí, yo viví una vida feliz”
Conviértete en uno de los pocos valientes que buscan sus sueños y di “¡Yo merezco esto! Y, en seguida, esfuérzate por conseguirlo.
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